DAVID SANTIAGO TOVILLA
Sin embargo, el Diccionario de injusticias, sitúa las consecuencias de esta iniquidad. El término es apátrida: «Se define como apátrida a toda persona que no es reconocida como miembro de Estado alguno. Al no ser considerados como nacionales de ningún gobierno, los apátridas carecen de representación en cualquier comunidad polÃtica.
»La falta de membresÃa afecta todos sus derechos ciudadanos. Este grado máximo de exclusión conlleva, por tanto, la ausencia de pertenencia a cualquier patria. Tal situación, en principio jurÃdica, pero también de Ãndole polÃtica, social y cultural, coloca a dicha persona en un estado total de vulnerabilidad, no solamente ante la ley, sino dentro de la sociedad, puesto que la apatridia impide el acceso a los derechos básicos que cualquier ciudadano posee, tales como el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, al bienestar social, a la libre movilidad, a ejercer la expresión de las ideas sin cortapisas, a todo tipo de participación polÃtica.
»Asimismo, la persona que no tiene una representación dentro de la figura estatal, también carece de la protección de cualquier Estado en todos los casos en que se encuentre ante algún tipo de riesgo. No tener Estado priva a la persona no solamente de su derecho a la ciudadanÃa, sino a la perdida de todos sus derechos humanos».
Como se aprecia, se busca hacer daño: no se trata de una simple declaratoria por parte de un personaje quien, junto con varios de los ahora perseguidos, contribuyó a tirar a Anastasio Somoza para tomar, con los años, su lugar como dictador.
Otro caso, cimbró a México, el 13 de marzo: el asesinato de la menor Norma Lizbeth por parte de su compañera de clases. El caso obligarÃa a elevar la alerta general. Pero, tal parece que se perderá en la normalización de la violencia, porque tan sólo 11 dÃas después, el 24 de marzo, se leen declaraciones insensatas como las expresadas por autoridades escolares en TizimÃn, Yucatán: «Sà hay bullying en escuelas, pero no es alarmante».
El Diccionario de injusticias expone: «La definición de bullying permitirá tener mayor claridad de ese fenómeno social presente en las aulas: su esclarecimiento es el primer paso para su prevención, detección y atención. CaracterÃsticas:
»Diferencia de poder. Se describe como la percepción (real o ficticia) que tiene el alumnado bully, a través de la cual se le atribuye más poder que sus vÃctimas; el alumno acosador no necesariamente debe ser más fuere, alto, o musculoso, de hecho, muchos de los acosadores son pequeños y delgados.
»Persistencia. El alumno con perfil de bully elige a una persona como vÃctima a quien le dirige una serie de comportamientos violentos prácticamente cotidianos. La vÃctima puede sufrir violencia varias veces al dÃa y recibir diferentes tipos de violencia.
»Intención de causar daño. El alumnado bully es un alumno que tiene la intención de lastimar a la vÃctima; de hecho, describe que siente placer o felicidad al lastimar a otros pares. Está de más expresar que el bullying es un comportamiento que hace daño a las vÃctimas, pero no necesariamente es el daño fÃsico el único posible, ya que también puede dañar su integridad emocional.
»El bullying se presenta a través de un ciclo de comportamientos violentos. Hace cincuenta años se creÃa que únicamente participaban tres alumnos, conocidos tradicionalmente como vÃctima, acosador y observador.
»Actualmente se conoce que el bullying se presenta bajo un abanico de perfiles, a través de los cuales el alumnado participa como vÃctima, acosador; doble rol (vÃctima-agresor) y espectador; cada uno de ellos tiene un papel especÃfico en el ciclo del bullying, logrando que el comportamiento permanezca y se reproduzca en las aulas escolares».
Estos dos términos dan una adecuada aproximación al contenido del Diccionario de injusticias. Lo citado acá es, cuando mucho, el uno por ciento de la amplia información incluida en cada término.
Hay conceptos conocidos por su reiteración como problemas cotidianos, pero hay otros que están ahÃ, en espera de que la sociedad los asuma en su condición injusta porque no son de menor trascendencia.
Es el caso de la opacidad: «No es un concepto acabado de la filosofÃa sino una metáfora que alude a la ausencia de transparencia y claridad. Es opaco lo que impide el paso de la luz y, por esa razón, se vuelve oscuro y sombrÃo.
»En el espacio de la polÃtica remite tanto al hermetismo de las decisiones tomadas por el Estado y sus instituciones, cuanto a la falta de información o de evidencia sobre sus resultados. La opacidad se relaciona también con el abuso del poder y con los defectos de la rendición de cuentas. Se aduce opacidad como la negación del derecho a saber y como la apropiación ilegÃtima de lo público».
Por fortuna, el Diccionario de injusticias está a la venta en distintos sitios que posibilitan a un libro llegar a casi cualquier lado. Es garantÃa su inversión porque preserva las capacidades de pensar, argumentar, indagar, conocer, tan necesarias en estos tiempos que se viven, cuando la mayorÃa tiende a sucumbir en dos grandes errores: repetir frases sin razonarlas o criticar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.
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