“La Venus de las pieles” de Masoch


David Tovilla

Revista 10. No. 297

El término “masoquismo” proviene de un apellido: Masoch. El Diccionario del sexo y el erotismo lo define como: “Comportamiento sexual en el que el placer se obtiene a través del sufrimiento físico o psíquico infligido por otra persona”. 

La base para el concepto y sus acepciones es el libro La Venus de las pieles de Leopold Von Sacher-Masoch. Hay que conocerle no sólo porque bautizó una expresión de la sexualidad humana. Su trascendencia es tal que, a ciento cuarenta años de su publicación, el gran negocio titulado “Cincuenta sombras de Grey” copió parte de su contenido. Sí, la idea de un contrato para la relación de dominación-sujeción que le propone Chistian Grey a la joven proviene del clásico de Masoch.
 
También, en 2013, Roman Polanski dio a conocer su versión del texto bajo el título La Vénus à la fourrure. La película no ha tenido gran impacto porque no se apoya en el contenido erótico y recurre a un inteligente juego de dominación entre un director teatral (Mathieu Amalric) y una actriz (Emmanuelle Seigner) para llevar a escena una adaptación de La Venus de las pieles

La inteligente propuesta sigue el desarrollo de una audición para asignar el papel femenino. Entre el ensayo y el diálogo de los personajes se intercalan los fragmentos centrales del libro. Al final, la apuesta de Polanski borda en el intelecto, sin escenas sexuales; eso sí, se ocupa de que todos aprecien la imperecedera belleza de la Seigner. Pero el director polaco no hizo una nueva recreación, sino una aproximación muy personal al fondo temático. Una ingeniosa manera de presentar un clásico del erotismo sin sexo, con pura seducción mental. La cinta aún no puede adquirirse en México, pero los interesados pueden verla –no descargarla- subtitulada en español en www.pelispedia.tv

Autobiográfica, La Venus de las pieles narra la relación entre Wanda de Dunaiew y Severino de Kusiemski. Ahí, Masoch expone su afición gustosa por las pieles, su fetichismo: “Las pieles ejercen en todos los seres nerviosos un efecto excitante que se basa en leyes universales y naturales. Se trata de una atracción física, que es, como mínimo, tan extraña como curiosa y a la que nadie puede sustraerse del todo. 

"(…) Hay para mí en el sufrimiento una atracción extraña, que no hay nada capaz de encender tanto mi pasión como la tiranía, la crueldad y, sobre todo, la infidelidad de una hermosa hembra. Y yo no puedo imaginarme a esa hembra, a ese extraño ideal de la estética de lo feo, el alma de Nerón en el cuerpo de una Friné, sin que vaya vestida de pieles”.

En el diálogo con su amada, Kusiemski se define como “hipersensual”: “El sufrir, el soportar tormentos crueles, eso me ha parecido desde entonces un goce, y muy especialmente si esos tormentos eran infligidos por una hermosa mujer, pues para mí, desde siempre, toda la poesía ha estado concentrada en la mujer. A ello le he rendido un verdadero culto. 

"Veía en la sensualidad algo sagrado, mas aún, lo único sagrado, veía en la hembra y en su belleza algo divino, puesto que la misión más importante de la existencia, la propagación de la especie, es principalmente oficio suyo; yo veía en la hembra la personificación de la naturaleza, de Isis, y en el varón veía a su sacerdote, a su esclavo, y pensaba que, en comparación con éste, ella era cruel como la naturaleza, que aparta de sí aquello que le ha servido tan pronto como ya no lo necesita, mientras que para el varón los malos tratos y aun la muerte a manos de ella se convierten en una voluptuosa beatitud”.

Aunque la versión al español es la más reciente, de 2015, de Andrés Sánchez Pascual, no puede olvidarse que el lenguaje es el de 1870, año de su primera impresión. Aún para el disenso, lo más adecuado es explorar las fuentes originales como ésta. Sobre todo, para saber con exactitud de qué se habla cuando se dice “masoquismo”, es decir: la filosofía de Leopold Von Sacher-Masoch.