Gustavo Cerati: fulgor presente


DAVID SANTIAGO TOVILLA

Gustavo Cerati se fue hace diez años, el 4 de septiembre de 2014. Su arte está presente, a pesar de su ausencia, porque nada puede reemplazar ni extinguir el fulgor de los verdaderos virtuosos.

Para fortuna de los melómanos, le sobreviven esas colaboraciones que el tiempo ha convertido en joyas musicales muy valoradas:


Gustavo Cerati y Mercedes Sosa grabaron una versión sublime de esta pieza; él, un año antes de entrar en coma —que duró cuatro años, hasta fallecer— y ella, meses antes de fallecer.

La canción es muy conocida por dar un título a un álbum del grupo de rock en español liderado por Cerati: Soda Stereo. Sin embargo, para ser integrada a la última antología de Sosa, la melodía se transformó de una pieza con partes álgidas en la tradición roquera a una composición para escuchar con deleite y lograr la entrega absoluta del escucha.

Dieciséis años después de su lanzamiento original, en 1993, en 2009, Zona de promesas creció en lo musical para alcanzar la cima al combinar letra y arreglos de Cerati y la voz peculiar, integrada con perfección, de Mercedes Sosa. Es tal el impacto que, hasta hoy, al escribir el nombre de la cantante argentina en plataformas como Spotify, es la melodía más escuchada de la autora, por encima de sus grandes éxitos Todo cambia, Alfonsina y el mar y Gracias a la vida.

La versión trabajada para el disco dos del álbum Cantora, es recreada como una hermosa balada en donde todo tiene un peso armónico: el rasgueo de la guitarra, la percusión, la voz pura de Cerati y el modo emotivo de Sosa, violines para acompañar los solos de los instrumentos. Un poema musical, subrayado con la frase «Y al final, hay recompensa».


Es conmovedor escuchar y ver la interacción de este dúo de gigantes…



Cerati era capaz de reconvertir una melodía para lograr un producto extraordinario. Así, con una invitada a su presentación en vivo en MTV logró una legendaria versión. La inclusión de Andrea Echeverri del grupo colombiano Aterciopelados derivó en un planteamiento imperecedero.

La pieza es capaz de generar un conjunto de sensaciones y envolver en su atmósfera. Es melancólica, creativa, seductora. Por algo la dupla Cerati-Echeverri es un himno en los centros nocturnos de cualquier rango. Ahí tampoco importa educación musical, porque cuando suenan las réplicas de los rasgueos en la guitarra de Cerati, el mundo se detiene para dar paso a un suceso que, en dichos casos, incluye a una chica sexy en lencería de la que se desprende acompañada de la sensorial voz de Andrea que clama «entre tus piernas».

Para ingresar a ese universo, vale la escucha a través de unos audífonos de calidad en su sonido — y no sólo la tienen los equipos costosos—, para percibir a plenitud los rasgos distintivos de la pieza, como su inicio en donde las notas tienen un efecto estéreo decisivo.



Cerati enriqueció con su aura musical cualquier proyecto que tocó. Lo hizo al realizar una colaboración, en 2007, con una banda alternativa conformada para dar un impulso contemporáneo a la música tradicional Argentina: Bajofondo.

El Mareo es una canción del líder Gustavo Santaolalla con una combinación de instrumentos que articulan el llamado tango electrónico, para la ocasión mezclado con acordes de rock y la vocalización de Cerati.

La canción abre con el sonido de identidad de la guitarra de Cerati al que se incorporan, sonidos admonitorios de acordeón y teclado, hasta que, segundos después, la batería detona una rítmica balada que integra más instrumentos y la apasionada voz de Gustavo. Estupenda.



Este éxito de Shakira, de 2009, abre de manera similar a la canción anterior. Es Cerati puro: catorce segundos de guitarras y bajo, antes del ingreso vocal de la colombiana. Esa combinación se mantiene con variantes en la ejecución, pero todas las individualidades se aprecian con pulcritud. Así, hasta el primer minuto cuando da un giro hacia otras búsquedas.

Es una canción que se puede poner atención al todo y a sus partes: la letra «No se puede vivir con tanto veneno»; la versatilidad vocal de Shakira: del susurro a los tonos altos; los instrumentos concurrentes para lograr tres minutos de placer musical. En No, Gustavo Cerati sólo participó en la musicalización.


Colaboraciones de Cerati para ser escuchadas con detenimiento y regocijo.