‘El loco de Dios en el fin del mundo’ de Javier Cercas

DAVID SANTIAGO TOVILLA

El escritor español Javier Cercas relata que nunca tuvo una explicación sobre la razón por qué lo invitaron a un viaje del papa Francisco a Mongolia, para escribir un libro.

Nadie le dijo. Ahora, sin la presencia física de Jorge Bergoglio, mucho menos se sabrá.

Le hicieron la invitación. Su extrañeza fue porque él es ateo. Sin embargo, aceptó con alguna condición personal y procedió con el proyecto.

Ahora, al publicarse el resultado, se comprende que quienes tomaron la decisión de considerarlo tenían claro qué podían esperar: objetividad, profundidad, profesionalismo, capacidad narrativa, hallazgos por encima de la anécdota.

Esos atributos que Cercas mostró en uno de sus grandes logros: Anatomía de un instante, un trabajo acerca del intento de golpe de Estado, en España, en 1981. En donde, a partir de un hecho puntual recrea el universo para que ocurriera, con una mezcla de géneros, capacidad narrativa y ambición de conocimiento.

Por ello, en menos de un mes de circulación, el más reciente texto de Javier Cercas: El loco de Dios en el fin del mundo se encuentra en el primer lugar en ventas. Además, con Esperanza, la autobiografía del papa Francisco son los dos libros referentes en el contexto del luto actual en el Vaticano.

La inmersión de Cercas en el mundo vaticano genera un documento rotundo sobre varias de sus particularidades.

Foto de Clay Banks

Queda clara la motivación del papa para priorizar sus visitas a zonas en donde el trabajo eclesiástico es más intenso, esforzado, necesitado: «el concepto de «periferia» es capital en el pensamiento de Francisco. Durante un discurso pronunciado ante los cardenales reunidos en precónclave el 9 de marzo de 2013, cuatro días antes de que lo eligieran papa, Francisco afirmó que «la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas sino también las existenciales: las del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria». A esas dos periferias, la geográfica —los centros alejados de la metrópoli— y la religiosa —los lugares donde Dios es un Dios ausente, un Deus absconditus—, Francisco aún añadiría una tercera: la periferia social, el lugar de los desheredados de la tierra. Esa triple periferia es el núcleo de la Iglesia de Francisco».

Todo con una narración amena, ágil, sin datos históricos y más un apasionado afán de comprensión de hechos, decisiones y acciones. Por ello, asienta: «La literatura es un instrumento de conocimiento: sirve para comprender. Comprender no es justificar: es darse los instrumentos para no cometer los mismos errores. A eso nos dedicamos los novelistas; por eso, contra lo que predica la superstición literaria más extendida de nuestro tiempo, la literatura es útil. Eso sí: siempre y cuando no se proponga serlo; en cuanto se propone serlo, se convierte en propaganda o pedagogía, y deja de ser literatura —al menos, buena literatura— y deja de ser útil».

El viaje de Javier Cercas a el Vaticano y a una gira papal es una indagación integral: humana y teórica o filosófica, mediante conversaciones con personajes del entorno del pontífice.

Foto de Coronel G

Atisba en el trabajo comunicacional que es congruente con una concepción del papa Francisco. Relata que la radio y televisión vaticanas transmitieron la misa papal sólo durante la pandemia. Fue un éxito reflejado en los números de audiencia. Sin embargo, al concluir el periodo de restricción de la movilidad, el pontífice pidió terminara dicha proyección: prefería que la gente acudiera a la celebración en la iglesia de su comunidad.

Por eso los medios de comunicación de la iglesia tienen otro giro, como relatan los colaboradores del papa: «nosotros contamos historias de gente que se ha tomado en serio Laudato si, la encíclica del papa sobre ecología, y que se dedica a salvaguardar el planeta. O historias de convivencia entre cristianos y musulmanes surgidas de las enseñanzas de otra encíclica, Fratelli tutti. (…) Para nosotros también es noticia que las personas, aunque profesen creencias distintas, cohabiten pacíficamente, sin necesidad de matarse. La fraternidad también es noticia. No nos la inventamos: está ahí, en el mundo. Y contarlo es interesante. (…) Esto significa que, incluso cuando estamos contando lo peor, la guerra de Ucrania, por ejemplo, buscamos siempre un punto de luz, por pequeño que sea, un atisbo de salida».

El capítulo 10 de El loco de Dios en el fin del mundo es un sorprendente perfil de Jorge Bergoglio, confeccionado sobre la base de todas las piezas de información documental y testimonial consultadas por el escritor: «He descubierto el secreto de Bergoglio. El secreto de Bergoglio es que no tiene ningún secreto; el secreto de Bergoglio es que es un hombre normal y corriente. Bergoglio es, todavía, un hombre en lucha consigo mismo: contra su propio carácter, contra sus propias flaquezas, contra sus propios demonios. Bergoglio no solo no es Superman; ni siquiera es Francisco, o no del todo: Bergoglio es solo un hombre normal y corriente. Ése es, ya digo, el secreto de Bergoglio. Y eso es lo que lo convierte de verdad en un cristiano sentado en la silla de san Pedro».

Foto de Woody Van der Straeten

El viaje a Mongolia fue en 2023. Ahí Cercas descubre porqué acudir: «la Iglesia católica, aquí, no es reconocida como tal. Aquí solo somos una ONG internacional. Hay relaciones diplomáticas, hay un embajador de la Santa Sede y todo lo demás, pero no se nos reconoce como Iglesia… En fin, esperemos que el viaje del papa sirva para arreglar ese problema, que es una pesadilla».

Además, testimonia los alcances terrenales de la visita papal: «Bergoglio se pone en pie y llama a su lado al cardenal emérito de Hong Kong, John Tong Hon, y al recién nombrado cardenal Stephen Chow Sau-yan. Los dos purpurados chinos se acercan al papa, y él les coge las manos y los presenta a la multitud.

»—Quisiera aprovechar la presencia de estos dos hermanos para mandar un saludo al noble pueblo chino —dice—. A todos les deseo lo mejor. Seguid adelante. Progresad. Y a los católicos chinos les pido que sean buenos cristianos y ciudadanos.

»Una ovación entregada celebra las palabras de Francisco, pero yo no doy crédito a lo que acabo de presenciar: es evidente que, sea o no improvisado, ese gesto del papa tiñe retrospectivamente todo el viaje a Mongolia de una significación geopolítica; es evidente que corrobora la hipótesis primera de los vaticanistas: el papa ha viajado a Mongolia porque no puede viajar a China, o al menos para acercarse a China».

Así, una novedad editorial de abril de 2025: El loco de Dios en el fin del mundo de Javier Cercas se convierte en uno de los mejores textos para acercarse a la recién concluida era del Papa Francisco y a la persona que fue Jorge Mario Bergoglio.