DAVID SANTIAGO TOVILLA
Hay canciones que cautivan desde el instante que llegan a los oídos y, aunque se escuchen infinidad de veces, en cada una de ellas dicen algo. Son una auténtica joya musical. Así es Eso de Pehuenche.
La melodía atrapa y envuelve a cada segundo porque crece. Se hace inmensa y envuelve en una atmósfera que es difícil de describir porque son sensaciones. Es una suma de tonos, texturas y ritmos para hacerla única, poderosa, en una articulación que revela el genio de sus creadores.
Eso se inicia con la ejecución de unas guitarras, acompañadas con percusiones. Las primeras inducen a la atención, las segundas son el adherente para cuando llegue la voz del artista. Las cuerdas perfilan un bolero; las otras, una bachata que sitúan al escucha en ambas rutas, con deleite.
Pehuenche entra a los quince segundos con una voz peculiar, rica en pronunciaciones y matices. El cantante sabe cuál es su aportación y expone cada fragmento con una vitalidad sonora virtuosa.
Una vez que la voz y el acompañamiento inicial han logrado su impacto, empiezan a integrarse otros instrumentos: teclado, coros, trompeta. Cada uno con su peso específico para apreciarse.
Por si lo anterior no fuera suficiente, casi a la mitad de la canción, ingresa una voz femenina: Mel Muñiz, en la versión original.
Casi todo el conjunto armónico se detiene al minuto 1:50 para dar paso a la cantante argentina. Se deja apreciar la personalidad vocal para integrar a todos en una intensidad melodiosa que ya no se detiene.
Por una parte, está esa gran construcción musical. Por otra, la letra que si bien alude a un desamor apela a lo mejor de la experiencia amorosa y conecta con lo recóndito de los amantes. Lo indescriptible pero real: «Eso, que tienen tus besos… Eso, que quema mi pecho… Eso, que llevo aquí adentro». Y luego, la porción poética: «Eso, tu nombre en el viento… Eso, mi río naciendo… Eso, tan loco y tan nuestro». Música y texto en una gran sinergia emotiva.
Eso no es un producto para el momento. Tampoco es una pieza para la dinámica del mercado que busca éxitos rotativos.
Fue lanzada en 2022 como parte del álbum Vida ventura de Pehuenche. Desde entonces, brilla, construye, camina. Tiene algo especial y un lugar que no reconocido con suficiencia. Por fortuna, a su difusión contribuyó ser incluida en la serie Como agua para chocolate, en 2024.
Ahí está, con toda su majestuosidad.
Eso, de Pehuenche: una canción como muy pocas para escuchar y vivir.
Conexiones