Truman Capote nació el 30 de septiembre de 1924. Su magnética personalidad suele dejar más espacio a la controversial etapa final de su vida que a su trabajo literario. Por lo que, en su centenario, el énfasis apropiado debe ser la escritura con que logró su lugar en la historia.
Como escritor profesional, Capote tuvo dentro de sus propósitos construir un estilo y realizar un planteamiento narrativo con experimentación técnica. Es decir, prestar atención al número de palabras; los tiempos verbales combinados o solos; la inclusión o no de voces, documentos, testimonios, datos; la frase corta o combinada.
La novela que lo consagró: A sangre frÃa, es un ejemplo de ello. A la distancia suele decirse que es un texto acerca de unos asesinatos. Pero la genialidad está en exponer un universo sociológico a partir de una nota roja. Un ejemplo de profundización y humanización.
Si se leyera o releyera con otra actitud el libro de Truman Capote y se aprendiera de él, hoy, en este paÃs violento, las vÃctimas no sólo serÃan un número estadÃstico más. HabrÃan más historias narradas en tanto seres humanos que ya no están porque algo les cortó la vida.
A sangre frÃa se construyó con un minucioso trabajo de campo que duró seis años. Es una reconstrucción exhaustiva de todas las circunstancias en que ocurrieron los hechos trágicos. La totalidad de los elementos de esa realidad especÃfica están ahÃ: la personalidad, relaciones, modo de pensar, actividades de las vÃctimas; las amistades, actitudes, memoria de los asesinos.
Al mismo tiempo que informa de la anécdota, Capote alude los contrastes sociales, las pasiones delictivas, las motivaciones no siempre sustentadas en la verdad.
A sangre frÃa es aún una gran herramienta de aprendizaje de cómo aproximarse y estudiar un hecho con impacto social. La intención de Truman fue compartida en una conversación con Pati Hili y se encuentra en el volumen de entrevistas denominado El oficio de escritor:
«Después de todo, es un reportaje directo, y al escribir reportajes uno se ocupa de la literalidad y las superficies, de la implicación sin el comentario. En el reportaje no se pueden lograr las profundidades inmediatas que pueden lograrse en la literatura novelÃstica. Sin embargo, una de las razones que me han movido a escribir reportajes es la de probar que podÃa aplicar mi estilo a las realidades del periodismo». Capote, con ello, nombró novela-documento a su nuevo género narrativo.
A sangre frÃa se llevó al cine, desde 1967, pero su lectura es irremplazable por la cantidad de detalles y la manera de aportarlos. Aunque en la confección de la pelÃcula participó el propio Truman Capote —eligió al director Richard Brooks— y sà conserva la esencia del sentido buscado por el escritor, se mueve más como una cinta de acción y policÃas.
Esta versión tiene otros ingredientes: fue realizada en la casa y el poblado de los asesinatos. Las fotografÃas del cartel perpetuaron los ojos de los verdaderos asesinos.
Este clásico, puede verse en el siguiente video o en este enlace, con subtÃtulos en español
La música es de Quincy Jones quien colocó unos bajos en momentos claves del filme que le dan fuerza e identidad sin igual.
Existe otra pelÃcula inolvidable, imperecedera: Capote de Bennett Miller. El trabajo narra qué ocurrió con Truman Capote en el proceso de escribir el libro: cómo era su manera de trabajar, la participación de la Premio Pulitzer Harper Lee, el acercamiento emocional que desarrolló con los asesinos, el impacto de esa experiencia en la vida del escritor.
En el filme Capote se perfila muy bien que algo pasó y afectó, en profundidad, a Truman porque, en realidad, fue su libro fulgurante pero el último.
Después de A sangre frÃa fue otro, junto con sus decisiones y acciones.
De Capote, existe un apunte en este blog, justo cuando falleció el actor Philip Seymour Hoffman, quien obtuvo el Oscar 2006 por esta actuación: «En la pelÃcula de 2005: Capote, es magistral su desdoblamiento para convertirse en una persona con un particular timbre de voz, amaneramiento y actitud. A partir de esa fecha, fue imposible disociar la forma de ser de Truman Capote del nombre Philip Seymour Hoffman».
Este año, en febrero, se lanzó la segunda temporada de la serie Feud que «examina rivalidades históricas y profundas» de acuerdo con el Internet Movie Database (IMBD).
Se trata de ocho capÃtulos, con el tÃtulo Capote vs. The Swans.
La miniserie aborda el conflicto entre Truman Capote y cuatro mujeres de la más alta sociedad neoyorquina que él llego a llamar sus cisnes.
El escritor se hizo confidente, amigo imprescindible, de ellas. Sólo que debÃa cumplir con el contrato para publicar un nuevo libro. No tenÃa más que las historias de esta etapa de su vida disipada en un torbellino de celebridad, mucho alcohol y pastillas.
El libro tendrÃa como nombre Plegarias atendidas, pero nunca llegó a conocerse en forma. Lo que existió fue un adelanto que publicó en la revista Esquire.
El problema para Truman es que puso por escrito todo lo que le habÃan contado aquellas mujeres.
Capote afirmaba que una del cÃrculo habÃa baleado a su esposo y manipuló el caso para presentarlo como un accidente. Dicha persona, Ann Woodward, en la vida real, se suicidó antes de que la publicación circulara.
La miniserie se apega a todo lo acontecido en los últimos años de Capote, hasta su fallecimiento. Sin embargo, debe decirse que la degradación y autodestrucción posterior a la elaboración de A sangre frÃa es una parte de su historia. SerÃa un error reducir a Truman Capote a eso y quedarse con la percepción de futilidad, indecencia e improductividad propios de un enfermo alcohólico, en fase terminal.
Existe un documental, de 2019, que reúne esas y otras voces que sitúan de mejor manera esos dÃas aciagos: The Capote Tapes. Dentro de los testimonios, está el del propio Truman que dice: «Soy un escritor. Me acerqué a ellas para escribir sobre eso». Puede verse en algunas plataformas y en un sitio alternativo en este enlace.
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